“7 Palabras” Comprendiendo la Intención de los Evangelistas

Jonathan Martin Orosco Medina
11 min readMar 31, 2024

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Les comparto el resumen de mi predicación de ayer sobre las “7 palabras”. Es importante entender que no podemos simplemente extraer estas siete frases para apelar a las emociones, sino que necesitamos comprender la intención detrás de lo que los evangelistas querían comunicar deliberadamente a sus comunidades.

29 de marzo 2024. Predicado en la Primera Iglesia Bautista “La Nueva Jerusalén” Santiago Casandeje. Estado de México.

INTRODUCCIÓN

El impacto duradero de las palabras de Martin Luther King Jr. en su histórico discurso “Tengo un sueño” demuestra el poder transformador que pueden tener las palabras cuando se utilizan para inspirar y promover un cambio positivo. De manera similar, las palabras de Jesús, registradas en los evangelios décadas después de su muerte, han tenido un impacto profundo y perdurable en la fe cristiana y en las comunidades de creyentes.

Los evangelios de Marcos, Mateo, Lucas y Juan plasmaron las enseñanzas y dichos de Jesús con el propósito de preservar su memoria y transmitir su mensaje a las generaciones futuras. Cada evangelista escribió con la intención de abordar las circunstancias y desafíos específicos que enfrentaban las comunidades cristianas primitivas.

En este contexto, las últimas siete palabras de Jesús, pronunciadas durante su crucifixión, contienen enseñanzas profundas y trascendentales que buscaban guiar e instruir a las primeras iglesias. Estas palabras, lejos de ser frases sueltas, se encuentran inmersas en un contexto rico en significado y relevancia para aquellas comunidades cristianas emergentes.

Por lo tanto, al reflexionar sobre las últimas siete palabras de Jesús, no solo honramos su legado y su sacrificio, sino que también tenemos la oportunidad de aprender lecciones invaluables que siguen siendo aplicables a nuestras vidas y a la experiencia de la fe cristiana en la actualidad. Estas palabras, imbuidas de profundidad espiritual y sabiduría, nos invitan a explorar su significado y a permitir que su mensaje nos transforme y nos inspire en nuestro propio camino de fe.

1. PADRE PERDONALOS PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN (LUCAS 23:34)

El pasaje de Lucas 23:34, donde Jesús exclama “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”, se enmarca en un contexto de burla y humillación durante su crucifixión. A pesar de ser burlado por el pueblo, los gobernantes y los soldados, Jesús responde con un acto supremo de amor y perdón hacia sus verdugos.

Esta actitud de perdón está profundamente arraigada en las enseñanzas de Jesús registradas por Lucas a lo largo de su evangelio:

  1. La parábola del hijo pródigo (Lucas 15:11–32): Enseña sobre el perdón incondicional del Padre celestial.
  2. Jesús perdona al paralítico (Lucas 5:17–26): Muestra que el perdón de Dios es completo, restaurando tanto el cuerpo como el alma.
  3. Jesús perdona a la mujer pecadora (Lucas 7:36–50): Demuestra que el perdón de Dios está disponible para todos, sin importar su pasado.
  4. Jesús se opone a castigar a los samaritanos (Lucas 9:51–56): Refleja su misión de salvar y no condenar.
  5. El sermón de la llanura: amar a los enemigos (Lucas 6:27–36): Jesús instruye a amar y perdonar a los que nos ofenden, lo cual pone en práctica en la cruz.
  6. Perdonar a los hermanos arrepentidos (Lucas 17:3–4): Refleja el corazón perdonador de Dios hacia los arrepentidos.

Al perdonar a sus verdugos, Jesús muestra la coherencia entre su mensaje y sus acciones. Lucas quiere recordar a su iglesia que el perdón debe ser la marca distintiva de los seguidores de Cristo, incluso hacia los enemigos más crueles. El perdón promueve la sanidad, la reconciliación y la unidad en el Cuerpo de Cristo. Requiere humildad y entrega total a Dios, rompiendo el ciclo de violencia y odio.

2. EN VERDAD TE DIGO QUE HOY ESTARAS CONMIGO EN EL PARAÍSO (LUCAS 23:43)

El relato de los dos ladrones crucificados junto a Jesús en Lucas 23:39–43 ilustra dos maneras de responder al evangelio y a la oferta de salvación que Cristo trae.

Uno de los ladrones representa a aquellos que se resisten al arrepentimiento y rechazan a Jesús, permaneciendo en incredulidad y desprecio. Por otro lado, el segundo ladrón encarna la humildad y el arrepentimiento, reconociendo a Jesús como el Mesías y buscando su misericordia.

La respuesta de Jesús al ladrón arrepentido: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”, destaca verdades profundas:

  1. El arrepentimiento es clave para la salvación. La disposición del corazón a reconocer el pecado y abrazar a Cristo es fundamental para recibir el perdón y la gracia de Dios.
  2. La salvación es una realidad presente. Jesús enseña que la salvación no se experimenta solo después de la muerte, sino que es una realidad actual para aquellos que se arrepienten y confían en Él.
  3. La comunidad lucana debe reflejar estas actitudes. Lucas presenta este relato como un modelo para su comunidad, instándolos a vivir en arrepentimiento, fe y perdón, y a ser portadores del evangelio a otros.
  4. Hay dos tipos de pecadores: los que persisten en su pecado y los que se arrepienten. Cada uno enfrenta un destino diferente, ya sea carecer de esperanza o alcanzar la vida eterna por medio de Jesús.

A través de esta enseñanza, Lucas enfatiza la importancia del arrepentimiento genuino y la fe en Jesucristo como fundamentos de la salvación, y desafía a su comunidad a responder al evangelio con un corazón humilde y transformado.

3. HIJO HE AQUI A TU MADRE, MADRE HE AQUI A TU HIJO (JUAN 19:26)

En el evangelio de Juan, el relato de Jesús encomendando a su madre María y al discípulo amado el cuidado mutuo (Juan 19:25–27) trasciende el plano narrativo y adquiere un profundo significado simbólico y doctrinal para la comunidad cristiana primitiva. Juan, al presentar esta escena de manera particular, busca enseñar lecciones trascendentales sobre el ideal de una iglesia verdadera y el modelo de discipulado auténtico.

Juan resalta la representación de María como una “mujer” y no simplemente como “madre”, subrayando su papel como discípula fiel y obediente a Jesús. Esto se evidencia en pasajes como Juan 2:4–5, donde María confía en Jesús y le instruye a los sirvientes a obedecer sus palabras. Por otro lado, el “discípulo amado” personifica la cercanía íntima y el amor profundo que un discípulo debe tener hacia Jesús (Juan 13:23, 19:26, 20:1–10, 21:7).

Estos dos personajes, María y el discípulo amado, encarnan los atributos esenciales que Juan desea inculcar en su comunidad:

  1. Fidelidad y obediencia a Jesús: Tanto María como el discípulo amado demuestran una fidelidad inquebrantable y una obediencia total a Jesús, incluso en momentos cruciales.
  2. Cuidado mutuo y responsabilidad comunitaria: Jesús les encomienda el cuidado mutuo, resaltando la importancia del apoyo y la responsabilidad dentro de la comunidad de fe.
  3. Modelo de discipulado y amor filial: Su relación ejemplifica un discipulado basado en el amor, la devoción y el servicio mutuo.
  4. Identidad y pertenencia en la comunidad de fe: Al confiarles el cuidado mutuo, Jesús les otorga una nueva identidad y pertenencia dentro de la familia de Dios.
  5. Prontitud para creer y actuar: El discípulo amado demuestra prontitud para creer y actuar en respuesta a Jesús, un rasgo esencial del discipulado genuino.
  6. Reconocimiento y discernimiento espiritual: El discípulo amado reconoce a Jesús en diversas situaciones, mostrando un alto nivel de discernimiento espiritual.

A través de esta enseñanza, Juan invita a su comunidad a reflejar los atributos de María y el discípulo amado, cultivando una iglesia donde el cuidado mutuo, la fidelidad a Jesús, la obediencia a su palabra y el amor incondicional sean los pilares fundamentales. Una comunidad de fe marcada por la devoción, la unidad y el servicio mutuo, siendo así un testimonio vivo del amor transformador de Dios en el mundo.

4. DIOS MIO, DIOS MIO PORQUE ME HAS ABANDONADO (MATEO 27:46)

En el relato de la crucifixión de Jesús según el evangelio de Mateo, se destaca la importancia del uso de referencias y citas del Antiguo Testamento para explicar el significado trascendental de este evento. Mateo no se limita a describir los hechos, sino que busca revelar su profundo significado teológico a través de conexiones con las Escrituras hebreas.

Mateo menciona varios acontecimientos extraordinarios que acompañaron la muerte de Jesús, vinculándolos directamente con pasajes específicos del Antiguo Testamento:

1. Oscuridad durante la crucifixión:

“Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena.” (Mateo 27:45)

Referencia del Antiguo Testamento: “En aquel tiempo, dice Jehová el Señor, haré que el sol se ponga a mediodía, y cubriré de tinieblas la tierra en el día claro.” (Amós 8:9)

2. Grito de Jesús en la cruz:

“Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eli, Eli, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” (Mateo 27:46)

Referencia del Antiguo Testamento: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor?” (Salmo 22:1)

3. La esponja empapada en vinagre:

“Y luego uno de ellos corrió, y tomó una esponja, y la empapó en vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber.” (Mateo 27:48)

Referencia del Antiguo Testamento: “También pusieron hiel en mi comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre.” (Salmo 69:21)

4. La división de las vestiduras:

“Y después de crucificarle, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes, para que se cumpliese lo dicho por el profeta: Partieron entre sí mis vestidos, Y sobre mi ropa echaron suertes.” (Mateo 27:35)

Referencia del Antiguo Testamento: “Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.” (Salmo 22:18)

5. Los que pasaban por allí lo insultaban:

“Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza, y diciendo: Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz.” (Mateo 27:39–40)

Referencia del Antiguo Testamento: “Todos los que me ven me escarnecen; Estiran la boca, menean la cabeza, diciendo: Se encomendó a Jehová; líbrele él; Sálvele, puesto que en él se complacía.” (Salmo 22:7–8)

Al utilizar estas referencias bíblicas, Mateo busca enfatizar la importancia cósmica y trascendental del momento de la crucifixión de Jesús. Este evento no es simplemente un hecho histórico, sino un punto culminante en la historia de la salvación, donde se manifiesta la presencia y la obra redentora de Dios a través del cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento.

Además, estas conexiones con las Escrituras hebreas revelan que incluso en medio de la aparente oscuridad y abandono expresados en el grito de Jesús: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”, Dios está presente y obrando. Los signos milagrosos y los cumplimientos de las profecías muestran que Dios no ha abandonado a su Hijo, sino que está llevando a cabo su plan de redención a través de este momento crucial.

En resumen, Mateo enfatiza la importancia de todo el contexto del Antiguo Testamento y sus referencias para revelar el profundo significado de la crucifixión de Jesús como un evento cósmico y trascendental en la historia de la salvación, donde Dios manifiesta su presencia y su plan redentor a pesar de las circunstancias aparentemente desoladoras, cumpliendo así las profecías y demostrando la continuidad entre el Antiguo y el Nuevo Pacto.

5. TENGO SED (JUAN 19:28)

En el evangelio de Juan, la expresión “Tengo sed” pronunciada por Jesús en la cruz (Juan 19:28) trasciende su significado literal y adquiere un profundo simbolismo espiritual que Juan busca transmitir a su comunidad. Detrás de esta aparente declaración de necesidad física, se esconde una verdad trascendental sobre la misión de Jesús y el legado que dejaría a los creyentes.

Juan establece un vínculo directo entre la “sed” de Jesús y su promesa previa de entregar el “agua viva” del Espíritu Santo (Juan 4:10–15, 7:37–39). Así como Jesús ofreció el “agua viva” a la mujer samaritana, en la cruz anhela saciar la sed espiritual de la humanidad mediante la efusión del Espíritu prometido.

Juan 4:10–15:

“Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva… mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”

Juan 7:37–39:

“Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él…”

Al exclamar “Tengo sed”, Jesús no solo manifiesta su condición humana, sino también su deseo ardiente de entregar el mayor don posible: el Espíritu Santo que trae vida eterna. Este anhelo se ve confirmado cuando de su costado traspasado brotan agua y sangre (Juan 19:34), símbolos de la efusión del Espíritu, al igual que el agua que brotó de la roca golpeada en el desierto (Números 20:11).

Para la comunidad joánica, este simbolismo resalta que a través de la cruz, Jesús inaugura una nueva era de gracia y derrama el Espíritu Santo sobre los creyentes, saciando su sed espiritual. La “sed” de Jesús representa su deseo de dar más que de recibir, entregando el mayor don posible: el Espíritu que trae vida eterna.

6. TODO ESTA CONSUMADO (JUAN 19:30).

En el evangelio de Juan, la declaración de Jesús en la cruz: “Todo está consumado” (Juan 19:30) adquiere un significado profundo y trascendental. Con esta frase, Juan enfatiza que Jesús es el verdadero y definitivo Cordero Pascual, cumpliendo y reemplazando las prescripciones de la Pascua judía con su sacrificio redentor.

Juan destaca varios detalles que apuntan a esta realidad:

1. La mención del “hisopo” (Juan 19:29) evoca la conexión con el cordero pascual, cuya sangre era untada en las puertas de las casas (Éxodo 12:22).

2. Jesús muere en la misma tarde en que se sacrificaban los corderos para la Pascua judía (Juan 18:28, Éxodo 12:6).

3. A Jesús no se le quebró ningún hueso (Juan 19:36), cumpliendo la prescripción del cordero pascual (Éxodo 12:46).

4. Juan el Bautista presenta a Jesús como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29), estableciendo esta conexión desde el inicio.

Al utilizar la frase “Consumado es” (tetelestai en griego, tiempo perfecto), Juan resalta que Jesús ha completado su sacrificio, reemplazando la Pascua antigua con una nueva y eterna Pascua que libera a la humanidad del pecado. Jesús es el Cordero perfecto cuya sangre trae redención.

Para la comunidad joánica, este pasaje enseña importantes verdades:

1. El cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento sobre el Cordero Pascual en Jesús.

2. La liberación del poder del pecado y la muerte a través del sacrificio de Jesús.

3. La importancia de la comunión con Cristo para experimentar la plenitud de su sacrificio redentor.

4. La necesidad de vivir en la realidad de la consumación de la salvación ofrecida por Jesús.

5. La celebración de la Pascua cristiana, recordando la muerte y resurrección de Jesús como el centro de la fe.

7. PADRE EN TU MANO ENCOMIENDO MI ESPIRITU (LUCAS 23:46).

A partir de esta narración, Lucas busca enseñar varias lecciones a su comunidad:

  • Identificación con Jesús: Los lectores deben identificarse con Jesús y aprender a confiar plenamente en Dios en momentos de muerte y angustia, siguiendo el ejemplo de Jesús.
  • Vida de oración y unión con Dios: La vida de Jesús estuvo marcada por la oración y la cercanía con Dios desde el principio hasta el final. Los lectores deben imitar esta relación estrecha con Dios.
  • Confesión de Jesús como Cristo y Salvador: La muerte de Jesús lleva al centurión a reconocerlo como justo, y los lectores son llamados a confesar a Jesús como el Mesías y Salvador, uniéndose a los testigos oculares de su obra redentora.
  • Apertura de una nueva era de salvación: La muerte de Jesús marca el inicio de una nueva era de gracia y salvación, simbolizado por el rasgado del velo del templo. Esto invita a una vida de esperanza y fe en Dios.

Los lectores deben poner su confianza en Dios en todo momento, mantener una vida de oración constante, no temer a la muerte, confesar a Jesús como Salvador, ser testigos de su obra redentora, reconocer los signos de la nueva era de salvación, arrepentirse de los pecados y permanecer firmes en la fe, contemplando el amor de Cristo.

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Jonathan Martin Orosco Medina
Jonathan Martin Orosco Medina

Written by Jonathan Martin Orosco Medina

Conferencista, maestro, capellan y consultor para organizaciones sin fines de lucro. Especialista en proyectos y estrategias dirigidas a jóvenes.

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